Las baterías de nuestros dispositivos móviles, como todos sabemos, tienen una duración limitada y en algún momento tendrán que ser sustituidas por otra nueva. La duración exacta de cada batería depende de muchas variables, por lo que es prácticamente imposible fijar una fecha de caducidad ya que esta dependerá de la intensidad de uso, el número de cargas y otros valores.
Pero llegado el momento notaremos que la batería de nuestro dispositivo móvil apenas dura unos minutos, pese a haberla cargado al 100% de su capacidad, es justo en ese momento en el que nos veremos obligados a reemplazar dicha batería por una nueva, e inevitablemente nos surge otro gran dilema; ¿que hago con la batería vieja?.
Empezaremos este artículo haciendo hincapié en lo que nunca se debe hacer con una batería inservible, pues debemos ser consientes de la cantidad de metales pesados que esta contiene, como por ejemplo el mercurio, plomo, cadmio y otros componentes que de no ser tratados de forma correcta causarían un gran daño al medio ambiente y por lo tanto a nosotros mismos.
Bajo ningún concepto debemos desechar sin más la batería de un teléfono móvil tirándola a la basura, imagina que si lo hacemos así, millones de toneladas de mercurio y otros metales nocivos para la salud de todo el ecosistema acabarían en nuestros ríos y mares, incorporándose a la cadena alimenticia y siendo posteriormente ingeridos por nosotros en forma de alimento, y no me refiero solo a los peces, sino también a las plantaciones que se nutren de las vías fluviales, animales, e incluso la lluvia se verían afectados por la contaminación de los metales pesados que las baterías contienen .
Como reciclar la batería del teléfono móvil
Lo mas sensato es acudir a un punto limpio de recogida de baterías, los cuales podemos encontrar en cualquier tienda de telefonía móvil o servicio técnico cercano, y estos se encargarán de reciclar las baterías sin contaminar más nuestro medio ambiente.
Normalmente, no se suele pagar por las baterías desechadas de los teléfonos móviles, pero la satisfacción personal de saber que hemos contribuido con la descontaminación del medio ambiente no tiene precio.